Ejemplo a distinguir es el diseñador industrial Omar Abril Howard, creador del vehículo submarino no tripulado Sepia Rov, que permite explorar profundidades del mar. Logró consolidar este emprendimiento tecnológico con el apoyo del Centro de Innovación MacondoLab, de la Universidad Simón Bolívar, y reconoce que no ha sido fácil pues asegura que en nuestra sociedad se desconfía de la capacidad innovadora local.
Tomado de: Opinión de El Heraldo Por: José Consuegra
La Cuarta Revolución Industrial, como se denomina a esta época por la automatización de la manufactura y la integración de la tecnología a la mayoría de los procesos cotidianos, tiene un gran impacto transformador en las organizaciones, los individuos y en el entorno. A la Industria 4.0 la caracterizan cuatro aspectos preponderantes: la velocidad del cambio tecnológico, una sociedad hiperconectada, modelos de negocio innovadores y mayor cultura de emprendimiento e innovación. Esta última es vital para la transformación productiva, la democratización tecnológica, el desarrollo empresarial, el crecimiento económico, la movilidad social, en fin, el desarrollo social.
Siempre he valorado en grado sumo la historia de vida de quienes, de manera apasionada, fungen como emprendedores e innovadores aún en circunstancias no propicias, sorteando dificultades para realizar sus sueños de promover empresas, fomentar empleo, desarrollar emprendimientos sociales, crear ONG, etc.
Buen ejemplo de un emprendedor innato es el médico Iván Reátiga Hernández, fundador de una red de clínicas en el país. Por su amor a la naturaleza y a los niños emprendió el proyecto de parque temático Ranch Texas, en Baranoa, siendo hoy el más importante centro de recreación campestre del departamento. Allí ha desplegado otra pasión: los caballos, con shows y ferias equinas que él mismo lidera.
Hasta hoy ha logrado crear 71 empresas, todas exitosas, y da empleo a 2808 personas. Para este emprendedor, si la vida fuera una zona de confort permanente no habría innovación, por ello considera que esa inconformidad natural es la que lleva a emprender un nuevo camino productivo. “La pandemia nos arrinconó y atropelló, pero también nos motivó a innovar y desarrollar ciencia y tecnología en tiempo récord. Asimismo, nos hizo entender la importancia del autocuidado y la trascendencia de la solidaridad y el amor”, menciona atinadamente.
Otro ejemplo a distinguir es el diseñador industrial Omar Abril Howard, creador del vehículo submarino no tripulado Sepia Rov, que permite explorar profundidades del mar. Logró consolidar este emprendimiento tecnológico con el apoyo del Centro de Innovación MacondoLab, de la Universidad Simón Bolívar, y reconoce que no ha sido fácil pues asegura que en nuestra sociedad se desconfía de la capacidad innovadora local. Sin embargo está firmemente convencido de que si un emprendedor “sigue lo que le dice su corazón”, superará todo obstáculo, para lo cual recomienda fijar metas específicas, maximizar los esfuerzos y comprometer todas las capacidades porque estima que “si tú no crees en ti, nadie más lo hará ni invertirá en tu idea”.
No es requisito ser innovador para lograr un buen emprendimiento, pero la fusión de ambos conceptos sí es determinante para el éxito, mucho más en el mundo 4.0. Estos dos emprendedores son la muestra de que innovar y emprender, sin desistir, será siempre el mejor camino para alcanzar el éxito profesional y la movilidad social y, simultáneamente, promover el bienestar de la sociedad.